Bienaventurados los caratriste, los elegantes de corazón,
los rengos de espíritu.
Bienaventurados los hacedores de sueños sin sueño, los
viajeros sin lugar en el mundo, los cansados sin descanso.
Bienaventurados los arrepentidos impenitentes.
Bienaventurados los nostálgicos desmemoriados y los que
no saben bailar solos.
Bienaventurados los errantes sin error, los verdugos
enamorados, los alérgicos a la alergia.
Bienaventurados los que nunca han besado pues de ellos es
el mañana.
Bienaventurados los amarrados a la nada y los que nada
consigue amarrarlos.
Bienaventurados los que perdieron la palabra y los que la
palabra los perdió a ellos.
Bienaventurados los invisibles, los sin nada, los hambrientos
por convicción, los sin tierra enterrados, los huérfanos sin pena, los
poderosos con reticencias, los desaparecidos, los más buscados, los okupas
desocupados, los borrachos serenos, las putas porque sí, los niños de la calle
y los que solo juegan en sus casas, las maltratadas y sus doloridos maridos,
las violadas sin querer, los sin papeles empapelados por el mar, los ejecutados
sin sentencia, los torturadores sin vocación, los indígenas apátridas…
Bienaventurados los imposibles sin posibilidades.
Ay, pero desamparado tú, que me miras desde el otro lado
del espejo, solo y sin amor…
No hay comentarios:
Publicar un comentario