El mundo está cambiando y ya nada volverá a ser lo mismo.
Mickey y Minnie
se separaron hace tiempo, se les acabó el amor. De ella no se sabe nada, él
sale todas las noches de fiesta en busca de la juventud perdida y el rastro
dorado de los buenos tiempos. Regresa casi siempre al amanecer, solo,
derrotado, cansado y un poco más viejo, a un apartamento triste donde malgasta
horas y horas contemplando películas antiguas que nadie recupera del olvido más
que de cuando en ciento…
A Donald lo
despidieron del trabajo unos años antes de la jubilación. Ahora tiene
Alhzeimer, o eso dicen, vive en un asilo para actores sin recursos donde cada
martes, sin falta, Daisy va de
visita…Ella tuvo mejor fortuna: se casó con un magnate petrolífero, tuvo hijos
que se educaron en carísimos internados y de vez en cuando fue feliz. Conserva
una hermosa figura y su marido jamás le pregunta por sus secretos…
En cuanto a los sobrinos, corrieron suertes dispares. Jaimito se marchó un buen día a
recorrer mundo, antes llegaba alguna postal con media docena de líneas. Hoy
nadie se interesa por el buzón. Jorgito
decidió el camino científico, se convirtió en un reputado investigador de la
física de partículas, vive en Alemania, su vida privada es una incógnita. Por
último Juanito, que coqueteó con las
drogas y pasó del trapicheo a pedir por las calles de una ciudad industrial de
medio pelo. Todo cuanto recauda alimenta una tragaperras que un día de estos
promete hacerle un buen regalo…
Goofy nunca superó el fin de los días de vino y
rosas. Vive en una mansión de barrio bien, obsesionado con volver a hacer “cine
del bueno”. No le conozco familia, no le reconozco amigos…
Sé que Pluto
trabaja de guarda de seguridad en unos grandes almacenes…
Sí, el mundo está cambiando y ya nada volverá a ser lo
mismo…
En un mundo de fantasía, la verdadera realidad es difícil de creer.
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