¿Qué les estaba contando?
…entonces aparté la cortina, abrí la puerta
y salí a la terraza como quien se aventura en un descampado. Era una mañana
discreta, el parque estaba vacío, corría el viento desconsolado, haciendo ahora
remolinos, ahora tirabuzones, y en el
cielo la luna se resistía a abandonar el escenario. En su testarudez, se había
plantado desafiante delante del sol. Sabía que no resistiría mucho el envite,
pero mientras tanto, ahí estaba ella.

…y todo así, hasta que la luna dijo basta,
viéndose superada por la magnitud de su desafío.
Desde entonces, confieso que oigo a todas
horas una voz en mi interior que me va susurrando a cada paso: calma, todavía no, aguarda, un segundo más,
espera…