lunes, 12 de noviembre de 2012

Banco



Viajar en un banco cualquiera de la calle, no es tarea sencilla.

P. lo sabe bien, de manera que cuando la noche cae, se concentra y pone en juego toda su destreza: primero dispone un cartón bien grueso a lo largo de la superficie, después viene la manta grosera que extiende doble, a modo de saco de dormir. Antes de disponerse en posición horizontal, un repaso a la bolsa del supermercado más barato del barrio y al rato la cena está servida.

Así es como, perseverando día tras día, se puede estar cada nueva mañana un poquito más lejos del hogar de partida.

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