Se abre el telón…
un tal Lucas aparece sobre el escenario armado con
una guitarra. Dispuesto a tirarse vestido al agua, triste figura solitaria,
primero observa el horizonte convencido de su misión, ajusta el micrófono,
adecenta la voz, se presenta…
aunque tiene nombre de apostol asegura que es el
telonero. Se parece al vecino nuestro de cada día. El hombre del apartamento de
al lado. El tipo que está de paso en la ciudad. Es alto, fuerte, calvo,
confiable…
pronostica cuatro canciones, la primera de ellas Campanilla. Como soy adicto a Peter Pan
y creo a ciegas en el número 4, presto atención, un poco distorsionada por el
silencio que no nos acompaña. Fundido a negro, guitarra y voz invadiendo la
sala de forma pacífica. Si me sueltas
vuelo, dice el tal Lucas y tiene toda la razón…
después, un poco después, le escucho rematar su tiempo
de entremés con Piscinas vacías, y
mientras derrama la letra en el éter oscuro de la sala, como un latigazo en el
lagrimal, dejo que se vaya esperando ya a que regrese algún día para terminar
el concierto interrumpido…
al parecer el tal Lucas es un currante de la música,
lo sé porque me dejó un buen sabor de boca y no tolero los asuntos pendientes.
Un músico de tantos, alejado del olimpo tan falso de las estrellas, un muchacho
corriente que ejerce oficio con dignidad y excelente buen saber. Construye
canciones para primeros espadas que no están entre mis gustos. En dos horas te
diseña una canción para un anuncio. Unas cuantas noches al mes recorre salas de
la capital en conciertos para un centenar. Acompaña a otros de forma intachable.
Es un autónomo. Un cantautor que cobra cifras de ceros discretos. Un músico puntual,
un hombre serio en el hacer que entre canción y canción te arranca una sonrisa
sí o sí…un tal Lucas…
por cierto, el concierto de Depedro, soberbio
http://www.lucasfree.com/
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