miércoles, 12 de junio de 2013

Volver



Para poder volver a casa algún día, primero tendrás que marcharte.

Te vi subir por la cuesta que lleva hasta las primeras viviendas. Había pasado mucho tiempo, quien sabría decir cuánto, pero te pareció que los prados y las tierras de labor tenían los mismos límites, idénticos colores, los árboles quietos en los enclaves de siempre…

En el margen de la carretera, sobre un mojón de piedra, te sentaste a esperar y echar un rato. Te miran al pasar, te saludan, pero ninguno te llama por el nombre antiguo. Vigilas distraído el que fuera el hogar familiar, hoy habitado por venideros desconocidos de los que apenas sabes, que encuentran las marcas secretas que tú dejaras a lo largo de la finca y pasan de largo sin advertir en ellas códigos del destino…

Aparece entonces un coche que se detiene. Abren el portal y señalas con el dedo en su dirección: esa es tu casa, esa tu hija y ese tu hijo, ese es tu perro, esa tu esposa…ese que carga las bolsas de la compra eres tú…

Una bandada de pájaros en formación rompe el aire de la tarde. Se encienden luces amarillas en las ventanas. Detrás de las cortinas se mueve la vida.

Te tienes que marchar, es la hora, pero al romper el nuevo día sigues varado, perdido en un presente que no encarnas, que no puedes dejar de contemplar mientras pasa. Imposible, atrapado, firme…

Señalas con el dedo: esa es tu casa, esa que cuelga la ropa es mamá, esos los cerezos que plantaste con papá, ese perro que juega te conoce, esa hilera de lechugas te pertenece, y ese que corre en pantalón corto eres…

Y tú, soñando con los ojos abiertos la mañana que al fin te marches para poder volver algún día…

1 comentario:

  1. Me gusta su mirada, escéptica, inteligente, reflexiva, critica.
    Mirar y decir lo que vemos es una forma de supervivencia. O de estar vivos.
    Guardo su blog en el mío. También es mirada.
    http://www.lashojasvuelven.blogspot.com.es/

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