Insisto, ¿quiénes somos nosotros en el fondo de nuestro
corazón?
¿Cuál es nuestra verdadera naturaleza, esa que tanto
escondemos tras la máscara?
Cada día nos situamos asépticamente entre lo que somos y
lo que decimos ser…
Nos vestimos el disfraz por la mañana, salimos a la calle
y procuramos que ni el gesto, ni el desliz nos delate en un sin querer. Miramos
a los ojos a la gente y nos descubrimos incapaces de ver más allá de lo que su
presencia sólida nos trasmite.
Conozco miserias inenarrables tras vidas aparentemente anodinas
y repetitivas…
Sé de infiernos personales escondidos en una sonrisa y
el nudo de la corbata. Sobre la barra de un bar, he contemplado manos delicadas
y cuidadas que fueron capaces de matar. He vislumbrado en el gesto de cariño de
un padre de familia, el rastro de la adicción a la infidelidad. Sé de primera
mano, que tras unos labios carnosos y dulces, uno puede encontrar mañana el
crudo sabor de la hiel…
Conozco un director de banco que luce lencería bajo el
traje, eso sí, de colores institucionales…
Estoy cansado de ver en la tv, sorprendidos vecinos
loando las virtudes del fulano que acaban de detener…
Insisto, ¿quiénes somos nosotros en el fondo de nuestro
corazón?
Dime, ¿qué pasaría si de repente, en un gesto de
rebeldía, diésemos libre albedrío a nuestra verdadera naturaleza, tan cansada
de travestirse para ser feliz?
¿Qué pasaría si ahora mismo salvásemos la distancia entre
nosotros y nosotros mismos?
Foto: Rocío Brage
Foto: Rocío Brage
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