¿Cómo terminará todo?
Tarde o temprano tendremos que parar y volver a empezar.
Tuvo que haber un tiempo, antes del lenguaje y sus
múltiples variedades, en el que todo se decía sin decir y ninguna cosa tenía
nombre. Un espacio virgen de letras y cargado de esperanza.
E incluso entonces, todo estaba escrito.
Pregunten al primer científico que pase, qué ocurrirá
cuando nuestro universo traspase la puerta de atrás. Esa es la única pregunta
que a la postre cuenta y a la que cualquier sabio responderá con un gesto
inequívoco. No ha lugar a las palabras.
Antes del Big-Bang todo fue igual tal cual ahora es.
Desde entonces hasta aquí: condensación, expansión, implosión, gravedad,
agregación, energía, variación, entropía,
espacio, tiempo…y todas esas palabras con las que Dios juega a los dados
de tarde en tarde.
Antes o después, volverá a suceder. No queda otra. Lo que
va, vuelve, si no se detiene antes, en cuyo caso, espera y después...vuelve.
Mientras tanto, aprovechen el suspiro que nos contiene.
Atrapado por el insomnio, tumbado boca arriba en la azotea,
busco desesperado, en el firmamento, estrellas fugaces. Dentro de miles de millones de años,
alguien que responderá a mi nombre y se confundirá conmigo hasta el límite,
realizará exactamente el mismo ritual. A la hora señalada, en el lugar
convenido.
Necesito imaginar que, por el techo celestial, corren
poemas que otro que decía ser yo, simétrico a mis límites, hace miles de
millones de años, lanzó desde esta misma azotea. Poemas al universo cuya luz
aun podemos capturar de un latigazo.
Así que déjenlo todo, queridos amigos, y pónganse a
escribir poesía como locos. Será la única luz que les guie cuando se sientan
perdidos hasta el infinito y más allá.
Foto: Rocío Brage
Poemas al universo No. 1:
ResponderEliminar“Mi espíritu errante no sabe de galaxias”
Quédate con la materia que me rodea,
con mi carne, con mis fluidos,
no me pertenecen;
en el aire quedará,
sólo por unos instantes,
residuo de mi pequeña muerte,
el aroma de mi cuerpo
y el suspiro de mi voz,
esencia de flor y ave
que la oscura realidad
empecinada esconde,
fragilidad que vaga libre
y jamás nadie poseerá.
La Tierra seguirá moldeando formas
que el Sol se encargará de colorear;
es juego de niños
aquel de los astros,
es juego divino
aquel tuyo y mío.
JM