Porque no se puede perder el tiempo sin
dañar la eternidad, cuida que tus pasos cuiden de ti.
La vida concede a cada cual, lo que éste
necesita en cada momento.
Nos resulta más conveniente, por norma,
obviar que lo que necesitamos no se corresponde con lo que deseamos. Así sucede
las más de las veces; es más sencillo la sanción de la falta ajena que la
sanación de la flaqueza propia.
Pero no nos rindamos todavía.
La vida, en su infinita sabiduría, siempre
tiene un gran plan esperando por nosotros a la vuelta de la esquina. Por más
erráticos que sean nuestros pasos, por más torcida que sea nuestra lectura de
los rectos renglones de cada día, acabaremos encontrando de frente aquello que,
sin saberlo, tanto necesitamos.
Quiebros y requiebros, giros, piruetas, vueltas
y volteretas más tarde, nos dejarán en el mismo sitio que al principio, si
decidimos no responder la llamada de atención que una y otra vez se nos dedica.
Camina. Hacia delante, un pie primero y
otro le sigue después.
No te asustes si tu paso difiere del resto
de los pasos. Poco importa la amplitud, frecuencia y fuerza de la zancada. La
esencia reside en la profundidad de la emoción con que los ejecutamos. El
pequeño trozo de destino que ganamos con cada uno de ellos.
Cuantos más des, más podrás dar y menos
peso en la espalda sentirás. No necesitas saber a donde vas, si en efecto vas.
Cree en el primero y todos los demás vendrán a ti como vendaval. Siente el
alivio de las penas más ingratas con cada porción de terreno acariciada con los
pies.
No hay ni habrá dos pasos idénticos, al
igual que no caben sobre la faz de la tierra dos vidas gemelas.
¿De verdad quieres saber por qué avanzar
uno tras otro, día tras día, a pesar de vientos y mareas, a merced de soles y
lluvias?
Para sentir debajo la tierra, arriba el
cielo y a cada rato el ritmo en tu interior.
Qué más se puede hacer con la vida sino caminar, caminar como quien va marcando el paso de una canción de amor que, una y otra vez, vuelve a empezar.
ResponderEliminarSerá por eso que nos hicieron el mundo redondo e infinito, querida JM...
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